La cosa es que siempre acabo queriendo ser como alguien que me fascina de mi al rededor... Y lo malo es que cuando imito alguna característica que me acerque más a mi deseo, rápidamente cambio de parecer respecto a la persona en cuestión y me desvío de mi propósito. Quedando de esta manera, una mezcla entre lo que siempre he sido y los resquicios de toda la gente que de vez en cuando me fascina. Parece digno de alguien que no tiene la más mínima personalidad, pero lo que uno llega a pensar es que la personalidad no se construye sin esa persona que te hace comportarte de una manera poco usual, de la que adquieres doctrinas que al final, en vez de acercarte más a su estilo de vida, te completa de una manera que únicamente es conocida por uno mismo.
Las personas, sin importar edad o cultura, te enseñan más de lo que uno mismo aprende día a día, así que deja de meditar/mamar y sal a conocer personas que aún no sabes que te fascinan.