14 oct 2009

Pasteles amargos

Cuando las temibles noticias se hacen realidad.
Dejé que el paso del tiempo terminara  lo que yo aún ni había podido comenzar a pensar.


--
            Era una cruel mañana de 1983 para el señor Thomson, sabía que aquel día debía enfrentarse con sus tres temores. En concreto, las tres personas con las que llevaba lidiado en una disputa desde hacía semanas, y, aunque no sabía muy bien como hacerlo, tenía la mente preparada para ello.
     Frank Thomson se hallaba a media mañana en el restaurante más prestigioso de Brooklyn con su habitual café cortado, vestía un traje azul añil a juego con su corbata y una camisa de seda exportada desde Ohio, en cuanto a los zapatos, prefirió no ponerse los que normalmente le otorgaban esa ilusión llamada suerte.
        No podía dejar de pensar como podría dejar a Hanna, su actual esposa, sin hacerla daño. Los tiempos de gloriosa felicidad anónima se habían esfumado, y ya tan sólo quedaba el recuerdo de los mejores momentos. El caso es que, tras un noviazgo fugaz, una autentica noche de alcohol les había llevado al altar en Las Vegas vestidos de monjes budistas. El horroroso desposorio terminó con una felación al son de 'Viva Las Vegas', y Thompson, prefirió no guardar los papeles.
      Al tiempo que recordaba el nefasto enlace, un camarero se acercó a advertirle que su acompañante había llegado.
Como siempre, pronunciaría su discurso sobre la marcha, no de otra forma su labia tenía poder...

--


Las más duras decisiones siempre son presionadas por el tiempo o por los hechos. Nunca uno puede perder la esperanza. Y dejarte más libertad, porque realmente te la mereces. Y seguir confiando en tí. Hasta que todo de repente se anticipe sin dejarme reflexionar el cometido de los errores. Hoy, te estimo.

1 comentario: